19 de octubre. Amores diarios de un "tipo curioso"
Ayer volví a ver a la rubia de las bragas pero esta vez estaba asomada con un jersey y unos vaqueros. Parece que el motivo de que se asome al balconcito es un fumar un cirgarrillo.
El diario El Mundo ofrece, on-line y gratis, su hemeroteca desde el 94. Empecé a comrar El Mundo hace 8 años, en otoño del 98, y yo tenía 21. Sólo había leído El País y los domingos mi padre también compraba El Periódico hasta que se cansó de ello. Aunque se reía mucho con la viñeta del Barça de Óscar Nebreda y yo también.
Pues eso, que era otoño del 98 y yo llevaba un par de meses comprando El Mundo dos o tres días a la semana. En octubre había sufrido un ingreso hospitalario de 5 días porque el asma que había tenido de niño y que había ido desparaciendo durante la adolescencia volvió al cometer yo la estupidez de fumar. Gabriel Albiac me enamoró sin remedio por cosas como ésta:
Matar al tirano no es, pues, cosa de derecho. Las leyes las pactan los ciudadanos. Obligan sólo ellos. Y a ellos sólo salvaguardan. El déspota -que, por definición, no es ciudadano- no puede delinquir. Consiguientemente, tampoco ser protegido por la ley. El dictador extermina o es exterminado. No es cosa de derecho. Sólo de moral. No, yo no he pedido nunca -jamás pediré- para Pinochet un juicio justo. Doce balas en la tripa, sí. O un vuelo angelical a lo Carrero Blanco. (Incitación al pinocheticidio, 26 de noviembre de 1998).
No era sólo el deseo de que alguien pegara un tiro, o doce, a Pinochet. Eran esos razonamientos tipo Saint-Just ("un Rey, o reina o se le ejecuta" cito de memoria). Disfrutaba mucho con Umbral. También descubrí a Martín Prieto y adoraba a Martín Seco. Meses más tarde FJL se reincorporaba al diario tras su breve paso por el refundado ABC, con lo que diariamente me indignaba. Pertenecía yo aún a la izquierda revoltosa y El Mundo era el periódico más adecuado para eso, creo yo.
La edición catalana estaba muy bien, y lo sigue estando, aunque es diferente. Me lo pasaba pipa con Iván Tubau y me aficioné a leer crónicas de Cristina Fallarás, que tenían un "nosequé". Tal vez el "nosequé" es que eran crónicas. Años más tarde tuve la suerte de que Cristina Fallarás se sentara a mi lado en unas jornadas del Fórum 2004. "Amore, compra mañana El Mundo, que sales"(¡Pero si ya no me acordaba!, 21 de mayo de 2005).
"Sólo espero que a alguno de ellos, pese al fracaso, le sirviera para lavarse la conciencia. Y que a alguno de nosotros, ahora que ya no sentimos vergüenza ajena, nos lleguen mensajes como los de Palacios para recordarnos que sucedió y que, al menos, nos permitió encontrarnos porque quizás teníamos algo que ver."
El diario El Mundo ofrece, on-line y gratis, su hemeroteca desde el 94. Empecé a comrar El Mundo hace 8 años, en otoño del 98, y yo tenía 21. Sólo había leído El País y los domingos mi padre también compraba El Periódico hasta que se cansó de ello. Aunque se reía mucho con la viñeta del Barça de Óscar Nebreda y yo también.
Pues eso, que era otoño del 98 y yo llevaba un par de meses comprando El Mundo dos o tres días a la semana. En octubre había sufrido un ingreso hospitalario de 5 días porque el asma que había tenido de niño y que había ido desparaciendo durante la adolescencia volvió al cometer yo la estupidez de fumar. Gabriel Albiac me enamoró sin remedio por cosas como ésta:
Matar al tirano no es, pues, cosa de derecho. Las leyes las pactan los ciudadanos. Obligan sólo ellos. Y a ellos sólo salvaguardan. El déspota -que, por definición, no es ciudadano- no puede delinquir. Consiguientemente, tampoco ser protegido por la ley. El dictador extermina o es exterminado. No es cosa de derecho. Sólo de moral. No, yo no he pedido nunca -jamás pediré- para Pinochet un juicio justo. Doce balas en la tripa, sí. O un vuelo angelical a lo Carrero Blanco. (Incitación al pinocheticidio, 26 de noviembre de 1998).
No era sólo el deseo de que alguien pegara un tiro, o doce, a Pinochet. Eran esos razonamientos tipo Saint-Just ("un Rey, o reina o se le ejecuta" cito de memoria). Disfrutaba mucho con Umbral. También descubrí a Martín Prieto y adoraba a Martín Seco. Meses más tarde FJL se reincorporaba al diario tras su breve paso por el refundado ABC, con lo que diariamente me indignaba. Pertenecía yo aún a la izquierda revoltosa y El Mundo era el periódico más adecuado para eso, creo yo.
La edición catalana estaba muy bien, y lo sigue estando, aunque es diferente. Me lo pasaba pipa con Iván Tubau y me aficioné a leer crónicas de Cristina Fallarás, que tenían un "nosequé". Tal vez el "nosequé" es que eran crónicas. Años más tarde tuve la suerte de que Cristina Fallarás se sentara a mi lado en unas jornadas del Fórum 2004. "Amore, compra mañana El Mundo, que sales"(¡Pero si ya no me acordaba!, 21 de mayo de 2005).
"Sólo espero que a alguno de ellos, pese al fracaso, le sirviera para lavarse la conciencia. Y que a alguno de nosotros, ahora que ya no sentimos vergüenza ajena, nos lleguen mensajes como los de Palacios para recordarnos que sucedió y que, al menos, nos permitió encontrarnos porque quizás teníamos algo que ver."
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