miércoles, octubre 11, 2006

10 de octubre

A eso de las once y cuarto, hace nada, volvía a casa después de jugar el partido de fútbol con el equipo de la empresa. Se ha dado la circunstancia de que un chut mío, no lo suficientemente fuerte para considerarlo disparo, ha ido entre los tres palos, a veces pasan esas cosas, y el portero se lo ha tragado.

Volvía hablando por teléfono cuando he visto que una vecina, de un primer piso, rubia, extranjera y bastante espectacular, se ha asomado en bragas a un balconcito sin cortinas y con toda la luz del salón o lo que fuera sobre ella.

He cenado una ensalada con tomate, canónigos, queso feta y atún. Y whisky on the rocks.