viernes, septiembre 08, 2006

8 de septiembre. Faulknerismos (con humildad y tal)

Ante el riesgo del cliché de azote de nacionalistas mejor cambiar. De hecho, mi idea era empezar esta tercera época de blog con una serie de escritos sobre el faulknerismo siempre presente en nuestras vidas aunque no lo pretendamos. Mis inquietudes de este verano han sido ésta, el materialismo (el marxista en particular) y la prosa de José Antonio, que por cierto, vale mucho la pena.

La semana pasada, en Burgos, una tarde mi padre se fue a pescar cangrejos con mis tíos y le dije que me dejara las llaves del Laguna. Acabé la tarde en Silos (Santo Domingo de). Antes había estado conduciendo pro carreteras intransitadas y había parado en dos pueblos. Eran pueblos pequeños y no se veía a casi nadie por la calles. Esas situaciones son raras. Se tiende a buscar la explicación última a casi todo y a veces no existe. El Rincón del Francés de Faulkner es algo así. La gente masca tabaco y bebe bourbon y nunca te fíes de un Snopes.

En Campolara el campanario tenía un nido de cigüeñas, como casi todos. Frente a la iglesia había un recinto pequeño dónde había heno (o algo así) amontonado. Y tampoco importa que en Mambrillas la iglesia tuviera una puerta nueva que no pegaba nada.

En Silos me pusieron unos cacahuetes con la caña. Como se me hizo tarde pisé un poco a la vuelta. Hasta que se llega a la carretera de Soria-Burgos hay bastantes curvas. No cometí ninguna imprudencia pero sí que aceleraba en los tramos rectos teniendo que reducir en las curvas. En fin, que era una conducción segura pero brusca. Creo que fue por eso que llegué con el estómago algo revuelto pero un kebab y una cocacola pusieron las cosas en su sitio. Luego Isabel dijo de tomar un helado y después tomamos una copa. A las 12 ya estaba en casa.