domingo, diciembre 06, 2009

5 de diciembre. Incendio de sentido

Cuando murió Umbral Pedrojota dio 100 contraportadas a columnistas, escritores, colegas y alguna cosa extraña (recuerdo la de Ana Belén o la de Ramoncín). En la suya, escribió Arcadi Espada:

“La hora de su muerte no debe añadir misterio ni redención a su estilo. Era el tipo de hombre que va echando palabras como si la columna fuese una ruleta y que, pacientemente, va comprobando los efectos. Así lo hacen tantos poetas. A diferencia de la mayoría de ellos, sin embargo, Umbral no trabajaba con los riachuelos de la vida, que es el morir, sino con las grasientas tuberías de la actualidad. Confiaba que al menos una vez por párrafo se produjera aquel incendio de sentido que Michel Leiris advertía en el choque más o menos fortuito de las palabras. A veces se producía.”

Y a veces el incendio es fortuito y no sabes a quién culpar. El otro día leí “mugrons frescos” en lugar de “mugrons foscos” que es lo que había escrito. Lo de adjetivar pezones está complicadísimo porque casi está todo dicho así que me ilusionó tropezarme con una frescura irreal.. En un reciente lectura de Carvalho (hacía más de diez años que no leía ninguno)
“se quitó el jersey angorino por encima de la cabeza y saltaron dos senos con dos frambuesas en las puntas”. Obvio que el incendio aquí no son las frambuesas, aunque “frambuesas” mejora a” fresas” sino que las frambuesas salten.