6 de diciembre
Por la mañana.
Me despierto con dolor de cabeza. Intento dormir un poco más pero sólo consigo hacer el vago. Hace sol. Voy por el periódico y consigo subir a lo alto del Putxet. Hay un montón de gente en la placita. Unos tíos silenciosos en chándal que hacen caso a una mujer asiática que debe de tratar de armonizarlos o algo así. Alrededor de las dos mesas de picnic, ocupadas con zumos y demás, un grupo de padres y niños pequeños colgando la cola a un burro con los ojos vendados hacen mucho ruido y se lían con la derecha y la izquierda. Luego los niños rodean a un señor con su cocker y su periódico. Del grupo sale una madre más cerca de los 40 que de los 30 con los muslos y el culo bien perfilado por unos vaqueros y unas botas y también por su simpatía. Les hace jugar. Les hace hacer un circuito dando vueltas a un árbol, saltar a la pata coja y les da un premio. Me embobo con el siguiente juego y no me voy hasta que acaban. La madre pone a cada niño en un árbol (niña, más bien, sólo hay un niño) y uno en medio y cuando dice ya cada uno tiene que ir a un árbol distinto al que estaba y el del medio coger uno. Es gracioso el infantil desconcierto cuando van dos a un mismo árbol y se quedan mirando alrededor buscando respuestas, tan peques, tan monos.
Per la tarda
En llevo de la migdiada encara de dia, amb un preciós cel escarlata per dir mentides boniques a la tarda. Perdo el temps una mica i baixo al centre, compro un regal a la FNAC i baixo a la fira de Santa Llúcia. Hi baixo, crec, perquè trobo a faltar algú i les ganes de que s’endinsi i sentir-ne una estranya satisfacció.
Soundtrack
Once under a scarlet sky I told you never ending lies,
But they were the words of a drunken vagabond
Me despierto con dolor de cabeza. Intento dormir un poco más pero sólo consigo hacer el vago. Hace sol. Voy por el periódico y consigo subir a lo alto del Putxet. Hay un montón de gente en la placita. Unos tíos silenciosos en chándal que hacen caso a una mujer asiática que debe de tratar de armonizarlos o algo así. Alrededor de las dos mesas de picnic, ocupadas con zumos y demás, un grupo de padres y niños pequeños colgando la cola a un burro con los ojos vendados hacen mucho ruido y se lían con la derecha y la izquierda. Luego los niños rodean a un señor con su cocker y su periódico. Del grupo sale una madre más cerca de los 40 que de los 30 con los muslos y el culo bien perfilado por unos vaqueros y unas botas y también por su simpatía. Les hace jugar. Les hace hacer un circuito dando vueltas a un árbol, saltar a la pata coja y les da un premio. Me embobo con el siguiente juego y no me voy hasta que acaban. La madre pone a cada niño en un árbol (niña, más bien, sólo hay un niño) y uno en medio y cuando dice ya cada uno tiene que ir a un árbol distinto al que estaba y el del medio coger uno. Es gracioso el infantil desconcierto cuando van dos a un mismo árbol y se quedan mirando alrededor buscando respuestas, tan peques, tan monos.
Per la tarda
En llevo de la migdiada encara de dia, amb un preciós cel escarlata per dir mentides boniques a la tarda. Perdo el temps una mica i baixo al centre, compro un regal a la FNAC i baixo a la fira de Santa Llúcia. Hi baixo, crec, perquè trobo a faltar algú i les ganes de que s’endinsi i sentir-ne una estranya satisfacció.
Soundtrack
Once under a scarlet sky I told you never ending lies,
But they were the words of a drunken vagabond
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