miércoles, marzo 14, 2007

14 de marzo

Me ha llamado una compi que dejó la empresa justo ahora hace un año. Va a tener su tercer hijo. Y la semana que viene cumple 32. El primero lo tuvo a los 27 y el segundo (una niña) a los 29. Cuando le dejaba alguna nota escrita solía firmar “Tu fiel escudero, Jordi” o alguna tontería equivalente. Estuve a sus órdenes durante mi primer año y medio en la empresa. Luego tuvo la niña y al volver ella de la baja era una época de cambios y follones y ya casi no hicimos nada más juntos. En su último día en la empresa se me ocurrió pasar por una floristería a comprarle una rosa bien bonita, lo cual me supuso pasar algún apuro desde el vestíbulo hasta su sitio. ¿Cómo se pasea una rosa con dignidad por una oficina cuando no es Sant Jordi? ¿Aguantando la mirada? ¿Bien erguido? “Tío, pero qué detalle”.

Cuánta melancolía en una cafetería un domingo por la tarde cuando ya es de noche. O también “melancólica como una confitería de provincias” como me escribió hace ya bastantes meses Fallarás. Esta chica es tremenda. Un día, yo en Burgos, le grite:

“Fallarás, ¡cántame la luna!”

Y ella:

“Luna, lunera, carita torcida junto a las tres chimeneas en mi casa del paral·lel.”

Era casi luna llena.

Y al día siguiente me llamó cochino por aludir a la aureola considerable de la luna ya llena en Barcelona. Dando por segura la segunda acepción:

aureola.
(Del lat. aureŏla, dorada).
1. f. Resplandor, disco o círculo luminoso que suele figurarse detrás de la cabeza de las imágenes sagradas.
2. f. areola.

areola o aréola.
(Del lat. areŏla).
1. f. Anat. Círculo rojizo algo moreno que rodea el pezón del pecho.
2. f. Med. Círculo rojizo que limita ciertas pústulas, como en las viruelas.


Aunque si últimamente me fijo más en la luna es porque alguien a quien llamaremos Nekane me mandó un sms al final del verano diciéndome:

Entro de guardia. Hay una luna preciosa.

Hay días en que uno busca refugio y otros en que no es necesario. Dylan:

“Entra”, dijo ella
“Te refugiaré de la tormenta”

Son versos del LP Blood on the tracks. Es del año 74 y la gente lo consideró claramente autobiográfico ya que Dylan se estaba separando de Sarah en aquella época. Pero Dylan (que parece ir destruyendo mitos a su paso, sin querer) dijo en el reciente primer volumen de sus Crónicas que era un LP basado en cuentos de Chejov. Ya ves tú. También la crítica puso a parir el Selfportrait (que es uno de mis preferidos) que vino después del Nashville Skyline, en el que sí quiso desconcertar. Desconcertante o no, le salió un LP country insuperable.

Fue en otro tiempo, un tiempo de trabajo duro y sangre
Cuando la negrura era virtud y el camino estaba lleno de barro
Vine de lo salvaje, una criatura sin forma
“Entra”, dijo ella
“Te refugiaré de la tormenta”

(Shelter from the Storm)