26 de mayo. Sólo hay arriba y abajo
A finales del 63 Bob Dylan tenía 22 años. Una gente de izquierdas llamados Emergency Civil Liberties Comittee le concedió un galardón en reconocimiento a su compromiso político. Tras aludir a l a calvicie y edad de los presentes, Dylan terminó el discurso de aceptación así:
“Los viejos, cuando se les cae el pelo, deberían desaparecer. Miro a la gente que me está gobernando y dictando mis normas y no tienen pelo en la cabeza. Me pongo muy nervioso al respecto. Para mí ya no hay negro ni blanco, izquierda ni derecha. Sólo hay arriba y abajo, y abajo está muy cerca del suelo. Intento subir sin pensar en algo tan trivial como la política."
Voté por última vez en las generales de 2000. Y de las veces que voté fue la que más cerca estuve de no hacerlo. Anguita, además, convalecía. Entonces aún era un bakuninista (introspectivo) que votaba al referente catalán de Izquierda Unida. Lo de Bakunin me duró hasta el enero o marzo de 2002, cuando leí su Confesión al Zar. Por cierto que el texto es largo e interesantísimo. En castellano existe, al menos, en un libro llamado Eslavismo y Anarquía, recopilado (o editado o lo que sea) por Antonio Elorza. Mi bakuninismo de ahora es diferente.
Ese día, además, participé más o menos activamente en la consulta sobre la deuda externa. Una estupidez de la que no me arrepiento. En esa época estaba yo peleándome con bastante éxito con la agorafobia. Hasta me había acostumbrado al ataque de pánico diario al enfilar la interminable recta desde el Sofía hasta la escuela de industriales. Atreverme a hacer cosas el fin de semana estaba bien así que me apunté a eso. A las ocho de la mañana estaba en la plaza Can Mantega. Estuve toda la mañana en una de esas mesas absurdas con unas chicas muy simpáticas. Y a última hora de la jornada también estuve un rato, cuando se cerraba el chiringuito. Me entretuvo bastante el día eso. El coordinador del barrio de Sants era una niño de 18 años con gafas y unas bambas enormes. Me pareció una versión banca y catalana de Steve Urkel. Aún recuerdo su nombre. Me hizo mucha gracia. También estaba la gente del PCC de Sants, algunos de ellos verdadera gentuza, créanme. Conozco de sobra como actúan algunos en asociaciones de vecinos, de padres, en colegios, etc. Y también estaba esa gente a la que le encanta la burocracia y el hippismo.
En la salsa de los macarrones que he comido hoy había:
Tomate
Pimiento rojo
Cebolla
Ajo
Un poco de chorizo
Un poco de paté
Un chorrito de brandy
Sal y un poco de pimienta y orégano.
Además tengo tortilla patata para otro día. Para el bocadillo del fútbol sólo he puesto la mitad. Es agradable eso de que sea sábado y poder tener las ventanas abiertas y el olor que viene y va de sofrito o de tortilla de patatas.
Y también lo es la siesta intermitente escuchando Carmen aunque me haya levantado de ella con un exceso de cuestión sentimental.
Y mañana, Zamo32.
Soundtrack:
Like my father before me, I will work the land,
Like my brother above me, who took a rebel stand.
He was just eighteen, proud and brave, But a Yankee laid him in his grave,
I swear by the mud below my feet,
You can't raise a Caine back up when he's in defeat.
“Los viejos, cuando se les cae el pelo, deberían desaparecer. Miro a la gente que me está gobernando y dictando mis normas y no tienen pelo en la cabeza. Me pongo muy nervioso al respecto. Para mí ya no hay negro ni blanco, izquierda ni derecha. Sólo hay arriba y abajo, y abajo está muy cerca del suelo. Intento subir sin pensar en algo tan trivial como la política."
Voté por última vez en las generales de 2000. Y de las veces que voté fue la que más cerca estuve de no hacerlo. Anguita, además, convalecía. Entonces aún era un bakuninista (introspectivo) que votaba al referente catalán de Izquierda Unida. Lo de Bakunin me duró hasta el enero o marzo de 2002, cuando leí su Confesión al Zar. Por cierto que el texto es largo e interesantísimo. En castellano existe, al menos, en un libro llamado Eslavismo y Anarquía, recopilado (o editado o lo que sea) por Antonio Elorza. Mi bakuninismo de ahora es diferente.
Ese día, además, participé más o menos activamente en la consulta sobre la deuda externa. Una estupidez de la que no me arrepiento. En esa época estaba yo peleándome con bastante éxito con la agorafobia. Hasta me había acostumbrado al ataque de pánico diario al enfilar la interminable recta desde el Sofía hasta la escuela de industriales. Atreverme a hacer cosas el fin de semana estaba bien así que me apunté a eso. A las ocho de la mañana estaba en la plaza Can Mantega. Estuve toda la mañana en una de esas mesas absurdas con unas chicas muy simpáticas. Y a última hora de la jornada también estuve un rato, cuando se cerraba el chiringuito. Me entretuvo bastante el día eso. El coordinador del barrio de Sants era una niño de 18 años con gafas y unas bambas enormes. Me pareció una versión banca y catalana de Steve Urkel. Aún recuerdo su nombre. Me hizo mucha gracia. También estaba la gente del PCC de Sants, algunos de ellos verdadera gentuza, créanme. Conozco de sobra como actúan algunos en asociaciones de vecinos, de padres, en colegios, etc. Y también estaba esa gente a la que le encanta la burocracia y el hippismo.
En la salsa de los macarrones que he comido hoy había:
Tomate
Pimiento rojo
Cebolla
Ajo
Un poco de chorizo
Un poco de paté
Un chorrito de brandy
Sal y un poco de pimienta y orégano.
Además tengo tortilla patata para otro día. Para el bocadillo del fútbol sólo he puesto la mitad. Es agradable eso de que sea sábado y poder tener las ventanas abiertas y el olor que viene y va de sofrito o de tortilla de patatas.
Y también lo es la siesta intermitente escuchando Carmen aunque me haya levantado de ella con un exceso de cuestión sentimental.
Y mañana, Zamo32.
Soundtrack:
Like my father before me, I will work the land,
Like my brother above me, who took a rebel stand.
He was just eighteen, proud and brave, But a Yankee laid him in his grave,
I swear by the mud below my feet,
You can't raise a Caine back up when he's in defeat.
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