martes, octubre 05, 2010

4 de octubre

Por la mañana estaba nublado y aun con el sol bajo y el cielo añil todo tenía un luz rara y como que iba a preceder a algo gordo. Pero nada. Ha soplado el viento y casi todas las nubes se han ido y las pocas que han quedado eran blancas. La tarde cansina por Badalona pero cerca del mar y en una azotea miraba el mar y otras azoteas apañadas con sus tiestos y sus sillas pero sin nadie.

Salgo de la ronda y se sigue viendo el mar. Llego hacia las ocho a casa, aparco y tengo sed y ganas de Vichy, como en verano, pero la pereza de ir al supermercado es inmensa y acabo tomándome una cerveza en un bar de al lado, que está bien, pero suele oler horrible a tabaco, más a poso de ceniza que a humo.

Es un poco raro, todo, como si el otoño viniera bromista en minuetos, para despistar.


Ayer,

De vez en cuando aun compro El País los domingos. Veo a Marilyn fumando en la portada de la revista. Aspira el humo hacia la calle, en la terraza de un hotel y casi adquiere relieve la nalga de perfil. Oh. Parece que van a editar algunos versos y me gustan estos:



“Ay maldita sea me gustaría estar / muerta -absolutamente no existente- / ausente de aquí -de / todas partes pero cómo lo haría / Siempre hay puentes- el puente de Brooklyn / Pero me encanta ese puente (todo se ve hermoso desde su altura y el aire es tan limpio) al caminar parece / tranquilo a pesar de tantísimos / coches que van como locos por la parte de abajo. Así que / tendrá que ser algún otro puente / uno feo y sin vistas -salvo que / me gustan en especial todos los puentes- tienen / algo y además / nunca he visto un puente feo-.”



Es mediodía de domingo y estoy en un banco. El día es gris y de bochorno. Me detengo ahí y deja de importarme lo demás y la inevitable “cantarella” de “oh, no era ninguna rubia tonta, era un ser delicado y torturado”. Qué mas da. A estas alturas resulta igual de ridículo llamar rubia tonta a Marilyn que esforzarse en negarlo. Así me quedo con el laconismo de los versos y pensando en si es un poema oriental alargado y desordenado con sus pausas o si es un poema de Holden Caufield.


Me acuerdo de cuando murió Joe di Maggio que en algún lado oí o leí que había estado dejando flores en la tumba de Marilyn durante años. Enternecedor de otro modo aparece el desespero, imagino que católico, del beisbolista al levantarse las faldas de la actriz y la gente que se amontonó para verlo.. Además son los versos que más me gustan de Mrs Robinson:

Where have you gone, Joe DiMaggio,
Our nation turns it's lonely eyes to you.