30 de noviembre
Creo que me pierde mi gusto por la extravagancia. Acabo confundiendo y mezclando ámbitos y tengo la piel fina. Lo de la piel fina no es pretencioso, creo que es cierto, y aclaro que no me hace mejor persona. Y mi gusto por los comportamientos extravagantes puede acabar en disgustos, como uno que veía venir y crecer y se materializó entre el sábado y el lunes.
Me consuela un poco pensar que la maldad es banal, como dijo alguno.
Y en fin, poco más. Que ya es jueves y la semanas hay que sostenerlas y al final suelen cansar.
Ayer llegué a casa a las nueve y cuarto pero me dio tiempo a ducharme, comer cosas con un mendrugo de pan y un vaso de vino y acercarme al Méliès a ver La Huída.
Le he dicho algo a Fallarás sobre el inexistente cine negro ahora. La Dalia Negra, por decir la última, esta bien pero es otra cosa. Es un lugar común.
También he dicho más cosas a más gente.
Me consuela un poco pensar que la maldad es banal, como dijo alguno.
Y en fin, poco más. Que ya es jueves y la semanas hay que sostenerlas y al final suelen cansar.
Ayer llegué a casa a las nueve y cuarto pero me dio tiempo a ducharme, comer cosas con un mendrugo de pan y un vaso de vino y acercarme al Méliès a ver La Huída.
Le he dicho algo a Fallarás sobre el inexistente cine negro ahora. La Dalia Negra, por decir la última, esta bien pero es otra cosa. Es un lugar común.
También he dicho más cosas a más gente.
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