lunes, abril 02, 2007

31 de marzo

April, com she will
When streams are ripe and swelled with rain

Hoy hace quince años murió mi abuelo materno. Aunque era mayor fue una muerte repentina. Creo que era martes y serían las ocho o nueve de la tarde/noche cuando supimos que se moría, si es que no había muerto ya. Hasta el día siguiente no me sentí realmente triste. Recuerdo una agitación un tanto imbécil aquel mismo día antes de dormir. Era generoso, sensible y discreto. Nunca pedía nada ni se quejaba. Perdió la audición de un oído durante la guerra y la del otro oído antes de cumplir los sesenta. Cuando yo era pequeño aún fumaba puros que luego cambió por chicles de menta. Era mañoso y trabajador, muy aficionado a leer novelas, al cine y al fútbol. A pesar de su origen humilde estudió en l’Escola del Treball, hasta que le dijeron a mi bisabuela que no podían enseñarle nada más. La universidad, supongo, ni se contemplaba. A pesar de su aparente carácter paciente, estaba siempre haciendo algo. No le recuerdo estando sin hacer nada, excepto leer el periódico o ver deportes por la tele. (al quedarse sordo, era lo único que veía por la tele, acercando la radio a su aparato. Por la noche leía novelas policíacas). El día que murió se sintió mal luego de pasar el multicultor (o como se diga) por el huerto. En la clínica le hicieron esperar bastante y cuando le miraron no le vieron nada. Ya puede vestirse, le dijeron. Mientras se vestía cayó y ya nada se pudo hacer. Pasan los años y cada vez me da más rabia, mucha rabia, pensar que sólo cincuenta días después Barça ganaría su primera copa de Europa y la tremenda ilusión que le hubiese hecho. Un par de años antes había puesto el carné de socio de mi abuela a mi nombre.

Tengo mis 30 m2 limpios y recogidos. Pat Garret tras Billy the Kid en la tele, una vela encendida que me regalaron hace poco que huele a fresa y un vaso con hielo, limón, ginebra y vermú seco. El posavasos es de Luz de Gas.

Entre el libro de Umbral y una cena a base de bocadillos de salchicha y cervezas este lunes me han entrado ganas de ir a Madrid. Una chica me halagó por este blog (que es un ciervo herido que busca en el monte amparo) hasta sonrojarme. No supe qué decir pero lo agradecí mucho.