viernes, septiembre 21, 2007

20 de septiembre

Llego algo atontado a las diez y media a casa. He comido una ensalada de arroz en todo el día y luego he tomado dos cervezas con los amigos del tajo de los últimos dos años. Además he sudado de cinco a ocho y pico. Mi jefe de Granada chorreaba directamente. Por los nervios y el mover los tomos y pasar las páginas.

Bajo el efecto de las dos cervezas con el estómago vacío me he freído un huevo y un pimiento verde. Crujían los bordes del huevo y el pan que he metido un rato al grill en el microondas.

Antes de freír el hír el huevo y el pimiento me ducho y me pongo a pensar en Azorín, en la forma de ver las cosas. Luego pienso el Faulkner, luego otra vez en Azorín y salto rápido a Baroja. Y empiezo a pensar si Azorín es un precedente de Faulkner en algunas cosas, los pueblos, la sordidez y eso. Pero leugo pienso que no y recuerdo unas páginas de Faulkner describiendo un romance entre un retrasado y una vaca.


Sabía que no me iba a sentar bien la cena pero me da igual.