lunes, enero 08, 2007

8 de enero

Si se admite que el concepto de Dios existe como lo más elevado que puede pensarse podemos también admitir un infierno pensable e introspectivo. Ambos conceptos son absolutos y por tanto inalcanzables, pero sí pueden tomarse como referencia. Algunas experiencias pueden ser, pues, aproximaciones al infierno. O a la locura. Hace casi tres años un compañero de oficina estaba viviendo su particular travesía por las tinieblas me dijo: “Estas últimas semanas, lo que creía que me pasaba era que me estaba volviendo loco.” Y supo que no se volvía loco porque lo que tenía se diagnostica. Se dice que una de cada cuatro consultas al médico de atención primaria son por aproximaciones al infierno y eso es mucha gente. Quien lo ha pasado sabe lo que es y quien no, puede intentar comprenderlo en cierto modo. Aunque siempre hay quien pensará “eso es que comes mal” o alguna tontería así. Se diferencian las causas exógenas y endógenas. Si se trata de lo primero alguno de esos zotes a los que no vale la pena intentar explicar según qué cosas puede que lo comprenda algo mejor.

La paradoja formulada por Orega era, creo, “lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa y eso es lo que nos pasa”. Ahí esta todo. Y a ratos puede ser insoportable, aunque tal cosa no sea exacta del todo. Lo insoportable se soporta y se cuenta. Sería la aproximación asintótica al infierno y sólo podría darse en el infinito. Por muy cerca que pueda que parecer que estás, nunca llegas, porque es un absoluto. En el siglo XX hubo tristes ejemplos de eso. ¿Puede haber algo peor que Auschwitz o el Gulag? Seguro que sí. Auschwitz no fue el infierno, fue, en mi opinión, una aproximación al infierno, al absoluto.

Lo bueno es que aproximarse a ello y volver es una victoria y por una vez puede que hasta el tiempo esté de nuestro lado. No creo que haya nada más meritorio que enfrentarse a ello. Y el alivio experimentado, lo más placentero. Y gráficamente el espectro también se amplía hacia el otro lado de modo que las aproximaciones a lo excelso también existen y se paladean.

Igual mi manager me riñe. Me había encargado algo bonito. De todos modos estoy seguro de que ella lo entiende mejor que nadie. Es valiente y admirable.