lunes, septiembre 24, 2007

23 de septiembre

Aún una cosa de ayer. En el campo, cuatro o cinco asientos a mi izquierda, se sentaba una chica que me inspiró en parte un cuento que presenté sin éxito al concurso literario del Barça y El Mundo Deportivo-RAC1 hace dos años y medio. Hace mucho tiempo que no va. Tal vez haya vendido o cambiado de nombre su sitio. Donde se sentaba ella hay un chico y una chica de estética kortatoide, muguruzoide, red-skin o como se quiera. El chico es tan lerdo como para llevar la camiseta oficial con nombre y dorsal de Oleguer.

Xavier Vendrell, vicesecretario de ERC y ex consejero el último gobierno de Maragall dice que Terra Lliure sirvió para agitar conciencias, que sólo causó un muerto y otras cosas.

Esa forma de hablar, esas metáforas y otras costumbres de gran parte del nacionalismo institucional y mediático catalán son, como poco, poco cuidadosas. Porque los tiros desde hace 30 años siempre van en una dirección y hablar de “sacsejar” cuando hay ondas expansivas agitando cosas que no son conciencias es una muestra de lo subyace en esas conciencias suyas. Creo que los psicólogos lo consideran ausencia de empatía o algo parecido. Lo grave (o lo más grave) no es su ideología, su pensamiento, su idea de nación o de identidad catalana. Como no lo es en sí el esoterismo o el creacionismo. Lo más grave, creo yo, lo más abyecto, es que se desaparece el sufrimiento o la muerte de los que están enfrente de esa idea. Pesa más lo bueno. Haciendo balance, los muertos, los tiros en la pierna, las amenazas, la coacción y la kale borroka no pesan.

Hablando de creacionismo, no sé qué harían algunos sin Bush.