A grief ago
El título es de Dylan. Dylan Thomas. Intraducible en tan pocas palabras sin ser confuso.
Está tan pálido el sol que los niños no hacen ruido ni lloran ni se enfadan. De hecho, no sé dónde se han metido, hoy. Me paro a mirar las guitarras eléctricas del escaparte. Son tan bonitas. Paso la yema del pulgar de la derecha por los callos de las otras cuatro yemas de la mano
If I was a fender guitar
A fender painted red
You could play me, darlin'
Until your fingers bled
If i was one of them gibsons
Like a '58 or '9
You could plug me in
And play me anytime
You're gonna need a rider anyhow
Let me be your rider now
Restos. De todo y de todos. De vino en las copas, de hace una luna llena (a moon ago), de whisky, de labios, de ser tan imbécil aquella primavera, y aquella otra, de ese acento en la mesa de al lado, de perfume, resaca de besos unidireccionales, o de besos que se clavan, de pequeñas exclamaciones, de palabras que levantan la piel, de agradecimiento casi susurrado, pechos pequeños llenos de pecas, el paraguas insuficiente. envoltorios de bombones, ese cuadro apoyado en la pared, voces quebradas, saliva en el sótano ruidoso, los pies mojados, la calefacción demasiado alta.
Está tan pálido el sol que los niños no hacen ruido ni lloran ni se enfadan. De hecho, no sé dónde se han metido, hoy. Me paro a mirar las guitarras eléctricas del escaparte. Son tan bonitas. Paso la yema del pulgar de la derecha por los callos de las otras cuatro yemas de la mano
If I was a fender guitar
A fender painted red
You could play me, darlin'
Until your fingers bled
If i was one of them gibsons
Like a '58 or '9
You could plug me in
And play me anytime
You're gonna need a rider anyhow
Let me be your rider now
Restos. De todo y de todos. De vino en las copas, de hace una luna llena (a moon ago), de whisky, de labios, de ser tan imbécil aquella primavera, y aquella otra, de ese acento en la mesa de al lado, de perfume, resaca de besos unidireccionales, o de besos que se clavan, de pequeñas exclamaciones, de palabras que levantan la piel, de agradecimiento casi susurrado, pechos pequeños llenos de pecas, el paraguas insuficiente. envoltorios de bombones, ese cuadro apoyado en la pared, voces quebradas, saliva en el sótano ruidoso, los pies mojados, la calefacción demasiado alta.
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