miércoles, enero 23, 2008

22 de enero

Aun con el soundtrack de ayer. Llego a casa medio enfermo, sofá y termómetro, me balanceo con un:

I need you, I don't need you,
I need you, I don't need you


Qué caricia a pesar de los pinchazos en las sienes, Cohen deshojando la flor del cactus.

En el Chelsea Hotel Dylan le escribió a Sara una cosa tremenda de doce minutos. Empezaba así:

With your mercury mouth in the missionary times,
And your eyes like smoke and your prayers like rhymes,
And your silver cross, and your voice like chimes,
Oh, who among them do they think could bury you?


Se casaban. Diez años más tarde se divorciaban y Dylan recordaba:

I can still hear the sounds of those Methodist bells,
I'd taken the cure and had just gotten through,
Stayin' up for days in the Chelsea Hotel,
Writin' "Sad-Eyed Lady of the Lowlands" for you.


Y parece que al menos algo escribió de su Almuerzo al desnudo Burroughs allí. Ese libro estuvo dos días en lo que sirve de mesita de noche del cuarto de invitados del piso de Hell on wheels y mi primo a finales del pasado agosto.

Consigo poner menos comas. Qué nervioso me pongo a veces.