sábado, enero 05, 2008

4 de enero

Como el agua, me dejo ir hasta Las Ramblas. El agua, si no se me escapa un punto alto, sigue la curva del Paseo de San Gervasio, en la Plaza Kennedy debería irse por Balmes, atravesar la Ronda del Mig, la Plaza Molina, la Diagonal, y todo el ensanche. Los cuatro kilómetros de Balmes (Pla, a quien asqueaba el Ensanche, sentía simpatía por el trazado de la calle Balmes). Hasta Pelayo, donde el agua debería seguir hasta una esquina de la Plaza Cataluña (Tubau recuerda a un tipo del SEU como el primero en escribir Catalunya en un texto en castellano. Arcadi Espada tituló su libro “Contra Catalunya”, diferenciando o sea, si se escribe en castellano, Catalunya de Cataluña).

La próxima vez, si me acuerdo, pensaré en Canaletas por donde tiraría el agua. Ya solo, sin el agua, sigo dejándome caer hasta la calle Canuda y luego a la librería y al fondo, bajando unas escaleras que dan a la sala más grande, luego de pasar por un suelo que cruje en algún punto. Recorriendo la sala en sentido antihorario, hacia la mitad he dado un respingo, un respingo interior, supongo. En un lomo he visto Victor Kravchenko, Yo escogí la libertad. Es viejo, del 47, primera y tal vez última edición en castellano. De Kravchenko y el caso Kravchenko supe hace poco por Carlos Semprún Maura., aunque el articulo de la Ilustración Liberal es de 2001. El libro es bonito, tapas blandas y rugosas, color crudo. Tiene más de 400 páginas pero las hojas son muy finas, translúcidas. Las letras son pequeñas y tienen cuerpo de negrita.