viernes, abril 27, 2007

26 de abril

Hay semanas insensatas. Un momento de algo parecido a la calma, voy a la cocina a ponerme un gintónic flojito y se me rompe la cubitera en dos y saltan los cubitos por los aires. Ha sido ahora, antes de sentarme.

Y más que calmado, estaba cansado. Hace calor, duermo poco y mal, llevo semanas agitadas etc.

El martes, el dia que no trbajé, a última hora de la tarde subí hasta la plaza Comín. Me queda muy cera pero no voy nuca, porque no hay nada y porque hay mucha pendiente como para dejarse caer callejeando. Eran entre las ocho y las nueve, aun era de día. Me metí en un bar de allí a tomarme una caña.

La camarera era un tipo de mujer que me gusta mucho, de las que te encuentras en un concierto de los Stones, de Dylan o de Ray Davies. Son de treinta y muchos a cuarenta y pocos. Mas bien de negro, vaqueros, botas, algo maquilladas, no despeinadas pero sin peinar demasiado, coquetas a su manera. La camarera llevaba una camiseta negra ajustada y escotada, unos vaqueros ceñidos y la caña me costó 1,10.

Y a propósito de Comín. Ya de adolescente me gustaba leer de política, de las izquierdas y esas cosas, de los años 70, de la clandestinidad, etc. Mi padre, además, fue militante clandestino del PSUC y un tío mío del PT. Supe entonces de Comín, me gustó lo de Cristianos por el Socialismo o algo así, el aspecto agradable que tenía, una especie de Che Guevara pero sin fusil. Me conmovió su muerte temprana y al preguntarle a mi padre me habló con cariño de él. Creo que un hijo suyo es periodista y está vinculado al PSC, no sé si a través de Ciutadans Pel Canvi, la plataforma que apareció en el 99 de apoyo a Maragall


Soundtrack del día, recitado:

¡Mi corazón es una mariposa,
niños buenos del prado!,
que presa por la araña gris del tiempo
tiene el polen fatal del desengaño.