martes, enero 23, 2007

23 de enero

Viento y dolor de cabeza.

Si mi piso no tuviera unos 40 años, calculo, tendría más persianas y más pequeñas, y no las dos enromes que tiene donde duermo y veo la tele y leo. El ruido de la noche pasada era tremendo. Y hasta ululaba, como en las canciones.

Dolor de cabeza por alergia, creo. De vez en cuando me pongo como griposo y me dura uno o dos días.

Nubes después de viento. Como cuando después de barrer queda el suelo limpio pero con montoncitos aquí y allá (o acullá, como en las traducciones de clásicos de aventuras y a veces escribe Jiménez Losantos y algún otro columnista).

Ya sé que me repito con las brumas y los horizontes, pero donde trabajo se ve todo el día el horizonte con pinos, polígonos y ciudades y pueblos a lo lejos. Y al volver, de noche, era bonito ver en el aire limpísimo de porquería las luces del Vallès y del Baix Llobregat.

Mi blog es de un verde claro
y de un carmín encendido


Te recuerdo como eras en el último otoño.
(Poema número 6 de Neruda, ya saben, el de la Oda a Stalin)

Cuando las rosas se marchiten
y yo esté en la sombra
Te recordaré
(Dylan, I’ll remember you)

Lo que eres
me distrae de lo que escribes
(Adaptación Fallaresca de “lo que eres/ me distrae de lo que dices” de La voz a ti debida, de Pedro salinas)