miércoles, octubre 10, 2007

10 de octubre

Cuando hace seis meses se me hincharon los ojos en el coche escuchaba If this is goodbye y Messi metía el gol del siglo y yo me llevaba las manos a la cabeza en mi fila diez de lateral-primera gradería. Al día siguiente volvía a poner If this is goodbye y se me volvían a hinchar los ojos. El trayecto daba para escucharla unas diez veces. No suele ser necesario que la canción encaje entera. Basta con que algunos versos te acierten o hieran, como el título. Mark Knopfler ocupa con la guitarra el espacio entre versos, como en Brothers in arms, a veces sólo una nota o dos, a veces sólo delizando los dedos por los trastes, sacando ese sonido. Empieza a cantar Emmylou Harris y puedo ver las comisuras apuntando hacia abajo y el labio superior hacia fuera y la hilera de dientes, los ojos grandes. Me dan igual las arrugas de más o de menos, el pelo lacio negro y larguísimo o la melena platino, los vaqueros y telas hippies o los vestidos y colores de ahora, treinta o sesenta. Es capaz de cosas prodigiosas con la voz, esos lamentos entre algodones alargando la nota, pareciendo que se quiebra pero no, los aullidos se contienen.

No podría acertar antes, algo flota:

Mis últimas palabras, desparramadas hechas jirones

Mocos, sabor a sal

Suenan absurdas, por mucho que lo intente

Y al final de la estrofa

But I love you
And that’s all that really matters

Es lo que importa, si esto es adiós.

Y luego Knoplfer y sus susurros y los ojos claros, nunca abiertos del todo, sigue mezclando versos y sal.

You were the one
Made me feel I could fly


Y también el I love you de la estrofa

And I love you
Whatever is waiting for me



Un bridge y otra vez Emmylou. Pienso en esas palabras girando en la oscuridad. Y los versos que suenan trágicos y religiosos, de triunfo,

But I love you
And this is our glory
If this is good bye
If this is good bye

Y ahora me acabo de acordar de las últimas palabras de Vanzetti en el juicio:

"…la agonía es nuestro triunfo."

Tenía 20 años, un libro en las manos y un nudo en la garganta. Hay palabras que quedan tatuadas, aún queriendo evitarlo.