viernes, octubre 12, 2007

11 de octubre

Ayer oí algo, de pasada, del video de Rajoy. El problema de Rajoy es que cuando no está bien da mucha grima. Supongo que se vivía bien de segundo de Aznar, con los puros y el cinturón desabrochado y siempre plácido excepto cando sacaba mala leche para insultar con bastante gracia. O incluso en su etapa como líder del PP le recuerdo le recuerdo una intervención muy cercana a lo liberal cuando el debate sobre el estatuto catalán. Pero cuando lee lo que le ponen es un desastre y parece halitósico y con la barba aceitosa y el tinte de pelo ese de cincuentón. Además, si los discursos institucionales, de jefe de estado, de presidente de gobierno o de lo que sea ya son ridículos (podríamos discutir si inevitables o asumibles), el discurso institucional sin ser nada de ninguna institución es de vergüenza ajena. Y si es patriótico como para lanzarse a la misantropía si es que nuestro medio social propicia cosas como ésta.

Si es que además queda horrible lo de ponerse en plan Kennedy en español. En mala hora dijo lo de hacer cosas por tu país. Lo que me faltaba. Ni que el país haga nada por mí ni yo por el país y que me dejen en paz. Y esa retórica espantosa tan cercana al fascismo

“honrar y exhibir la bandera”
“estoy orgulloso de ser español”
“gesto que muestre lo que guardan en su corazón”

Exhibir, dice. Un poco de decoro. Y de lo del orgullo, a Cánovas en 1876:

“Pongan ustedes que son españoles... los que no pueden ser otra cosa”. Pues eso.

Lo del “gesto que muestre lo que guardan en su corazón” lleva persiguiéndome todo el día.

A las dos salgo atravieso lo que fue la judería y compro El Mundo en las Ramblas, sigo un poco por la calle Hospital hasta el convento, me meto en el paki donde se hacen un lío con las disyuntivas y copulativas en la carta y hay que deducir qué es opcional y qué es acompañamiento, leo lo último de Laporta. Prescindiendo de lo que dice, ¿qué coño hace Laporta en Frankfurt?

Están todos locos En la mesa de uno es muy incómodo leer y solo sólo como.