miércoles, diciembre 15, 2010

15 de desembre

A Barcelona ens solem posar nerviosos quan hi ha menys de deu graus però acceptem amb naturalitat el fred quan anem travessant comarques. A més, el dia era quiet i de seguida s’ha escalfat el cotxe per dins i per fora. Ni boira ni gebre fins el Voltregà a zero graus a les deu del matí. Només el fred i el prepirineu nevat si gires el cap. Els xalets dignes d’obra vista en forma de quan allò era una colònia i el nom pel qual es coneix el petit nucli ve de l’origen geogràfic dels treballadors de la fàbrica.

Ara, a aquestes hores del dia, el cap em dóna voltes, el fred, el cotxe i passar-me la major part dels dies sota terra, voltat de pols de ciment, guix i encenalls de fusta cremada pel gir motoritzat de la radial, i totes les olors a la roba.

Ahir la nit, en girar-me dins del llit em va venir un calfred estrany i fort, desagradable que em va fer arronsar i tremolar un minut. Quan creia que ja dormia vaig obrir els ulls i l’angoixa em punxava el coll i les costelles i esperava que tornés la dolçor de renunciar al dia.


10 de diciembre

En algún lugar del glamuroso Vallès esta mañana. La cita era a las diez y he llegado bastante antes. Vuelvo al bar donde las madres fuman después de dejar a los críos en el colegio. Recuerdo que el bar aturulla con tanto ruido y humo y espero fuera. Sigue siendo pronto y la persona ha de llegar un poco tarde. Sol entreneblinoso, olor extraño del polígono que echa humo hacia la neblina. Recuerdo algunas mañanas de invierno de hace cuatro y cinco años, el mismo sol y olores que no llegué a saber de qué factoría o lo que fuera salían. En lo alto del Baix Llobregat, cerca del Anoia. Estoy nervioso y el paisaje y los olores no me calman. Paseo por el parquecito. La ciudad se acaba en descampados y calles hacia el polígono, es como estar en lo suburbial del suburbio, en pendiente hacia la autovía, nada. No hace frío y llevo las manos a los bolsillos de la cazadora por llevarlas. En una furgoneta con su certificado de empresa aparca. Una concesión municipal. Se baja un tipo que con gesto de desgana pone en marcha un aspirador que aspira las hojas secas, sólo las hojas.

miércoles, diciembre 08, 2010

8 de desembre

Aquesta semieufòria de final de dies festius, estranya i de jersei escalfat i assolellat al migdia, de blues albí i texà, contradictori, de balcó obert i alt volum, en hores de pensar em migdiada tèbia i curta, sense fer depriment la tarda.

El pensament dels pits com dos versos quinaris, en estrofa horitzontal, més rodons, compactes i ferms que versos més nobles, alts i llargs. Puntuats amb dolçor de fruita encara adolescent apropant-se als quaranta.. Pensant-te en un dia de cafès, infusions, cuinar al pis endreçat però amb pols, de lleus dosis de bourbon en aquest dia de llum d’abril en el mes tan allunyat de la mes perfumada primavera.

El cap va fent saltirons i passa d’absurda nostàlgia de temps i indrets on es bevia el brandy amb soda amb el gris bucòlic de colònies tèxtils i les ganes d’endinsar tota la meva intel·ligència espirtualitat i amor en unes cuixes.

7 de diciembre

Llega el día. A veces se le teme durante semanas y no llega y aparece al marcharse las salidas de sol de frío estimulante. Y cae en un día como hoy, cae el día como si todo el otoño cayera, una pequeña venganza por no prestarle demasiada atención, al otoño, del que apenas me he acordado excepto en alguna tarde, y no todas, de domingo. Y todo noviembre pesa en mi cabeza y me nubla la vista a la vez que mi pensamiento vague por asideros anímicos.

El caso es que no sé si la tarde sucede histérica y rápida o con desesperante lentitud, hirviendo y golpeando las sienes, se me secan los ojos y estar a veinte grados en diciembre resulta insensato y me irrita y me pesa la chaqueta en el brazo.

Como a los mediocres, supongo, me da por pensar en darle forma a eso, en clasicismo o barroco, ya que por la mañana he estado mirando una selección de Luis Rosales de la poesía del siglo de oro, que compré hace unas semanas en una visita a la librería Canuda con mi hermano. Triste día en el que me sobra la americana, de pana en cuyos bolsillos tan bien caben libros. Dos alejandrinos. Oh, endecasílabo sin piedad.

Cuando en seguidilla
mi amor no huye
mi huída gitanilla
por puente fluye


O ese otro endecasílabo de meses de coles y judías verdes. La col que cruje y el color de las judías, tan bonito, antes de hervirse.
Carlos Seco Serrano escribió “náusea” dando nombre al estado en que se sumió Larra en su último otoño. Ya a estas horas de la noche y habiendo cenado y visto la tele, sin dramatismo vemos que Larra nos hace viejos pronto y recordamos que casi ninguno tenemos criado al que emborrachar y que nos diga lo que somos y todo resulta lejanísimo y casi diochesco, prerromántico, adolescente.