viernes, diciembre 28, 2007

27 de desembre

Pensant en els versos d’ahir i en els evangelis retrocedeixo fins els profetes, i a Isaïes hi trobo, al capítol segon:

12 Perquè hi ha un dia per a Jahvè-Sabaot
contra tot el que és soberg i elevat,
contra tot el que s'alça i s'empina;
13 contra tots els cedres del Líban
i contra totes les alzines de Basan;
14 contra totes les muntanyes elevades
i contra tots els puigs que s'alcen;
15 contra totes les torres altes
i contra tota muralla escarpada;
16 contra totes les naus de Tarsís
i contra totes les barques preades
.

En forma de vers, aquesta cadència em fa pensar en Turn, turn, turn, de Pete Seeger. Que va sortir dels versicles d’Eclesiastès, del capítol tercer.

1 Per a tot hi ha el moment, i un temps per a cada cosa sota el sol.
2 Temps d'infantar i temps de morir. Temps de plantar i temps d'arrencar la planta.
3 Temps de matar i temps de curar. Temps d'enrunar i temps de bastir.
4 Temps de plorar i temps de riure. Temps de lamentar-se i temps de ballar.
5 Temps de llançar pedres i temps d'aplegar-ne. Temps d'abraçar i temps d'allunyar-se de les abraçades.
6 Temps d'exigir i temps de perdre. Temps de guardar i temps de llençar.
7 Temps d'esquinçar i temps de cosir. Temps de callar i temps de parlar.
8 Temps d'estimar i temps d'odiar. Temps de guerra i temps de
pau.

Em fascina la capacitat músics del folk, en les seves diferents generacions(Seeger no és de la generació de Guthrie ni de Dylan) per treure música de llocs diversos, aquesta manera d’estar sempre alerta.

jueves, diciembre 27, 2007

cuy ieu dezire

La setmana passada, amunt i avall, com sempre, i dolor al pit, desorientat i tens. Se’m va passar, eldolor, casi de cop, el dijous, en relaxar-me a la mena de còctel de l’empresa d’abans de nadal. “Estic molt content amb el Jordi i el tractem molt bé”. M’és igual que pugui no ser veritat. Divendres ja no em feia mal.

Ab plor tan gran, que nostres pits abeura,
e greu dolor, que nostre cor esquinça,


Suposo que és l’endecasíl·lab que va adoptar el català, tot i que si comptem fins l’última síl·laba tònica en surten deu, de síl·labes.

Tot i que amb la normalització i fer passar algunes paraules com a estàndards quan no ho són s'ens emboliqui i de vegades crec que es perd la perspectiva en l’ús de la llengua, “esquinçar” és una paraula delicada i bonica. Per fonètica i per com s’escriu.

Gairebé sense voler me la trobo una altra vegada, en el mateix Roís de Corella.

Tan gran dolor lo meu cor trist esquinça,

I busco versos més curts. En Federico Jiménez Losantos es refereix al seu últim llibre al vers curt (en aquest context) d’questa manera: “[..]por ese fruto culto del occitano y el lemosín –padre del catalán- que es el verso corto, danzarín y cortesano, que un día desapareció ante la magia del endecasílabo petrarquesco”.


Guillem de Cabestany i versos “dansaires i cortesans":

Lo dous cossire
que.m don'Amors soven,
dona, .m fai dire
de vos maynh ver plazen.
Pessan remire
vostre cors car e gen,
cuy ieu dezire
mais que no fas parven.
E sitot me desley
per vos, ges no.us abney,
qu'ades vas vos sopley
ab fina benevolensa.
Dompn'en cuy beutatz gensa,
maytans vetz oblit mey,
qu'ieu lau vos e mercey.




El dolç neguit
que em dona amor sovint,
dona, em fa dir
de vós molts versos agradables.
Pensant contemplo
el vostre cos estimat i gentil,
el qual desitjo
més que no faig evident.
I encara que em desencamino
per vós, no abjuro de vós,
que sempe us suplico
amb amor fidel.
Senyora en qui la bellesa brilla,
moltes vegades m'oblido de mi,
quan us lloo i us demano.

http://www.xtec.es/%7Emalons22/trobadors/textostrobadors.htm

http://www.rialc.unina.it/inc-corella.htm

domingo, diciembre 16, 2007

Winter trees

Llegué a Burgos, ,pues, el pasado día seis por la tarde. Una discusión familiar tal vez fuera la causa de que me cortara debajo de la nariz al afeitarme. Fue más una muesca que un corte. Mucho rato después, llamando al timbre de casa de Isabel aun apretaba un trozo de algodón, tal vez refunfuñando. Era desagradable el escozor de la herida con tanta humedad. Cenamos ligero y luego Isa abrió un vino dulce. Me fui pronto. Ella no tenía puente.

El viernes por la mañana busco el río. Me gusta el paisaje de río en invierno. Y más en días grises. Las aceras y asfalto están mojados por la humedad. En Burgos ya es invierno. Los plátanos del espolón ya no conservan ni una hoja. Son curiosos esos plátanos, con esas ramas como dedos de mujer artrítica. El Paseo de la Isla y sus enormes árboles. En algún momento pensé hace años lo bonitos que están los árboles sin hojas. Lo recuerdo y pienso en el poema de Sylvia Plath, Winter trees, también título de un poemario editado años después de su muerte. Me repito, ya lo dije hace unos meses.

Nada saben de abortos ni de mezquindad [bitchery],
Más sinceros que las mujeres
¡Siembran sin esfuerzo!


Las fotos son de hace un año.





The wet dawn inks are doing their blue dissolve.
On their blotter of fog the trees
Seem a botanical drawing --
Memories growing, ring on ring,
A series of weddings.

Knowing neither abortions nor bitchery,
Truer than women,
They seed so effortlessly!
Tasting the winds, that are footless,
Waist-deep in history --

Full of wings, otherworldliness.
In this, they are Ledas.
O mother of leaves and sweetness
Who are these pietàs?
The shadows of ringdoves chanting, but chasing nothing.

sábado, diciembre 15, 2007

Ow! Uh! Alright! Uh!

Otra vez Manuel. E Iñigo me recuerda que conté pocas cosas del Cabo de Gata.

Niebla en Burgos. Más niebla que frío. En la ida me encojo en la Pedraja. Es de noche y casi no veo nada. En los cambios de rasante, los antiniebla difractados, vistos mucho antes que el coche. Un resplandor extraño, inquietante. Los pinos negros de la Pedraja.

Y tienen algo wagneriano esos inmensos molinos para energía eólica en Aragón o La Rioja. Lentos, acompasados, tremendos. Como los bichos de la Guerra de los Mundos. Esos monstruos con patas en la campiña inglesa.

Ya han pasado tres meses. Última tarde en el Cabo, en la playa de Los Muertos. Iñigo y yo no podemos evitar un ataque de risa. Un matrimonio ya maduro, poco creíble por lo tópico, en plan los padres de Piraña, mujer algo gorda y hombre menudo, tirillas: El hombre a dos o tres metros de la orilla con las gafas de buzo. Sale, alteradísimo, a por pan, para que se le acerquen los peces. Enreda más que otra cosa, coge una cosa suelta otra, se levanta, se acerca a la orilla, luego vuelve Digo que está alterado, esa excitación de niño pequeño, emocionado, excesivo. En un tono de voz acorde con su estado le suelta a su mujer: “¡Están hambrientos como tigres! ¡Se lanzan como tigres!”

Como Manuel ha comido bastante bien una de esas cosas de frutas, cereales y miel de color sospechoso me dice Iñigo que le dé el otro, a ver si se lo come. Se lo come, pero mal. Y yo tal vez haya comido la mitad, que resbalaba por mi antebrazo, que yo iba lamiendo. No le gusta y está cansado de comer siempre lo mismo esos días de vacaciones. Gira la cabeza, cierra los dientes con fuerza o se distrae mirando cualquier cosa.


Recuerdo que estaba guapo. El hermoso pelo rubio despeinado, salado del mar, la carita con algo de color y con quince meses ya tan simpático.

En San José hay un italiano, el Otro Parque, lo llevan Luciano y Claudia. Él cocina, ella está al loro de todo lo demás. Tres camareras guapísimas, las tres a su manera, un chico joven con el pelo largo y una chica menuda y escuálida, con aspecto de huerfanita, ayudan en la cocina. Los tres, en la cocina, llevan un pañuelo en la cabeza. La cocina está totalmente a la vista. De hecho, es una parte de la sala. Dentro del rectángulo que es la planta del restaurante, la cocina es un rectángulo dentro de él, de forma que la zona de mesas es una superficie en forma de L alrededor. Ni puerta, ni paredes, ni cristales entre las mesas y los fogones. En los dos días que hemos ido hay música Soul. De vez en cuando Luciano canta o le da caña al volumen. Con pose y gesto de tenor, grave y solemne, canta, por ejemplo, Stand by me.

Su mujer, Claudia, está delgada, pelo corto, pendientes, collares, simpática. Le pasa lo que sucede cuando se tienen cincuenta años y se ha mantenido el peso. Muchas arrugas, flacidez en los brazos.

Las camareras. Dos italianas y una argentina. La argentina, morena y demasiado erguida. Guapa de cara y un cuerpo hermoso, aunque las tetas son un poco sospechosas. No sé. Iñigo dice que son falsas, Beatriz cree que no, que es un buen sujetador. Va con un vestido corto y escotado, informal, de verano. Una rubia algo voluptuosa, con el pelo recogido. Curvas, sin sobrepeso pero el culo grande, los pechos grandes, ojos claros grandes. Tiene una sonrisa muy muy encantadora, casi angelical, enorme, para dedicarle muchos minutos. Amabilísima con nosotros, no deja de sonreír, y cariñosa con Manuel. La otra italiana es más alta que las otras dos y está delgadísima. Lleva una camiseta de tirantes muy ceñida y no tiene apenas pecho. Qué bonitos los hombros, de espaldas. Es morena y lleva el pelo largo, el cuello es largo y la boca es trrrrrrrremendamente sexy. Se me aparecen unas pestañas largas y rizadas y pecas, aunque tal vez me equivoque. Tiene un perfil delicioso y está simpatiquísima con Manuel.

Pasa el rato, ya está todo el mundo con los postres o pagando y Luciano y sus dos chicos se relajan. Las camareras iguen yendo de un lado a otro recogiendo ya algunas mesas. Suena Land of 1000 dances, y sucede una escena encantadora. Luciano sube el volumen una barbaridad y las camareras, que están a lo suyo, empiezan a bailar a la vez. Claudia también, a la vez que le da a las teclas de la caja.

1-2-3
1-2-3
Ow! Uh! Alright! Uh!

Got to know how to pony
Like Bony Maronie
Mash potato, do the alligator
Put your hand on your hips, yeah
Let your backbone slip
Do the Watusi
Like my little Lucy
Hey! Uh!

Na na-na-na-na na-na-na-na-na-na-na-na-na-na na-na-na-na
I need somebody to help me say it one time
(Na na-na-na-na na-na-na-na-na-na-na-na-na-na na-na-na-na)
Wo--ow!


Uf, en serio. Uf.

Beatriz, tan morena y tan guapa, con sus hoyuelos y brillo en la cara porque tiene un motivo para estar contenta, con un vestido con “palabra de honor” ofrece un brindis.

lunes, diciembre 03, 2007

2 de diciembre

El viernes. La tarde, ya tan corta, mientras busco sitio para aparcar, el brillo cobrizo de las hojas de los plátanos. Hacia el mar el horizonte levemente brumoso y pálido, desdibujado por contaminación o neblinas, algo poético.Siesta y taquicardia con polonesas de Chopin. Cena con Carol y Nacho, casi hasta las dos.

Ayer, fútbol, leer, versos dolidos. Desde hace una semana digo a la gente que vean La Camarera (Waitress).

Hoy al mediodía, el sol tan bajo y los árboles tan altos, busco, como los gatos, los rectángulos de sol en la Tamarita. Siesta, hoy, con sinfonía y canciones de niños muertos de Mahler. Blue Gardenia. A las ocho bajo al centro. Santa Llúcia. Un grupo de gente frente al Ayuntamiento. Un gordo con camiseta de la falange ondea una bandera española. Unas señoras mayores gritan “Viva la Cope”. Alberto Fernández Díaz está por allí. El Raval. Colmados, especias, muñones. Gente de pie, sin hacer nada. Hoy no hace frío y andando rápido se suda melancolía.