jueves, octubre 30, 2008

29 d’octubre

Hacía no sé cuánto que no llegaba puntual a la oficina, o sea a las nueve. Hoy sí. Por eso he visto niños por la calle yendo al cole. Hacía frío y llovía y andaban remolones, tirando de ellos suavemente las madres o las ecuatorianas, con sus toses menudas y los mocos, los mocos que también tenemos los mayores con esa humedad que pone de mal humor.

Alguien empeñado estos días en querer que piense que es minuciosamente tonto. Y yo que ya lo sabía pero me cansa que me lo recuerde. Me irrita la estupidez que emerge obscena, que aprovecha cualquier situación inocua y neutra para aparecer con esa suficiencia irritante.

A la farmàcia a comprar ventolín. Encara hi és una noia pèl-roja que alguna vegada m’ha atès. És una farmàcia que obre les 24 hores al dia tot l’any i hi ha diversos farmacèutics joves treballant per torns Una noia extremament bonica, amb el seu somriure dolç, una amabilitat plausible i uns ulls intel·ligents que la fan preciosa al seu rostre pigat.

Mitja hora abans un company m’estirava del braç en sortir de l’oficina per fer-me quedar a prendre una cervesa. Jo estirava sense fer massa força, a més pesa uns 20 kilos menys que jo. Per un motiu que no tinc massa clar, però avui no era el dia. A més, quan prenc cervesa amb aquest company o amb a Leozinha després de la feina, en prenem tres. O quatre.

El funcionament del fons ediotrial és tan arbitrari que no hi ha hagut més remei que comprar una edició bilignue en castellà de la poesia completa d’en Papasseit . Tot i l’absurd de la situació (no tant, però com editar l’Ombra del vent, així en català, tot i que un dia, discutint-ho amb el Llorenç i l’estimada Marta, ella no ho veia així) ja tinc els poemes d’ones hertzianes i la rosa als llavis i versos de dir-se l’amor mentre es mengen pomes.

Escucho Chuck Berry antes de meterme en la cama. Desde hace algún tiempo algunos tuvieron el acierto de sacar en CD Lp’s originales (incluso de dos en dos en un mismo CD) de los años 50. No tiene demasiado mérito, tal vez, ya que me emociono con facilidad.

lunes, octubre 27, 2008

25 de octubre

Ayer prendí el Cohiba que me trajo Leozinha de Cuba en mayo. Bajaba por Muntaner para despejarme de los whiskies de después de comer repantigado en un sillón de un bar de la calle Santaló adonde va gente que .miraba la ceniza densa y terca que no se desprendía del puro, conservando el relieve de las hojas de tabaco enrolladas. En algún lado leí que no convenía hacer caer la ceniza de los puros buenos.

En el párrafo anterior me he acordado de algo de hace 5 o 6 años cuando desde la oficina escribía un trabajo sobre Brunelleschi y la cúpula de la catedral de Florencia. Había ido l baño y al volver me encontré al jefe sentado en mi sitio leyendo lo que escribía. Me dijo que los dejara respirar, que faltaban puntos. Tenía razón. Lo que pasa es que antes académicamente y ahora formalmente me gusta enbarrocar, si tengo ganas, un poco los textos ya que no se puede hacer otra cosa. Alargar frases, sincopar los párrafos, perfumar con disyuntivas y conjuntivas y en ese plan, aunque en catalán no se escriben frases largas, decía Pla, y que por eso lo de Azorín, según él, parecía catalán. Supongo que por eso me gusta escribir memorias y actas. El mismo jefe que ayer me hizo juntar las yemas de los dedos para darme con el escalímetro por ir dejando montones de papeles y carpesanos por la planta tercera, que ya no es la mía.

También hace un momento miraba la nariz de Manuel en la D de Dylan y su barbilla redonda y sin águnlo de niño pequeño sobre el pelo grave y rizado estampando o litografiado de la camiseta. Y me gusta tanto cuando dice caballo grande.

viernes, octubre 24, 2008

Outtakes

1)
Els dubtes que fan ballar valsos
Amb rialles nervioses
I mans que tremolen
I l’alè
Que és un bri de pètals tendres
De flor amb polpa
Acosta’t, criatura
Que els petons són quan tu vols



1 de septiembre

Se ha alargado el agosto, tanto, que es uno de septiembre y aun en Barcelona. No he podido ver a Nuño y Hell on Wheels, se han ido esta tarde a Japón. Demasiados cables pelados rozando clavos. Hasta esta tarde no he tenido el coche con frenos.

There’s too much confusion
I can’t get no relief

Lo que me avisó yendo de Granada a Jaén para ver a Dylan ha acabado en el taller cambiendo los frenos al viejo Citroen. En el “Carta a mi esposa” de Umbral, que mi madre me regaló por mi cumpleaños, hay varias páginas para el viejo Citroen de Umbral que conducía España.

Un chorrito de Martini en la ginebra.

Que algo se evapore, ya. Decía lo del coche. Por probarlo un poco me he subido al pie del funicular. No estaba muy a tope el Mirablau y me he tomado una caña. La tarde hermosa, en ese momento no pensaba en nada.

El primer día de vacaciones, el miércoles pasado, lo pasé trabajando hasta las seis, con una llamada de trabajo a las siete. Paré en la plaza de la Concordia, en les Corts. Entré a tomar una cerveza, que fueron dos, en el Fragments, donde he estado muchas veces con mis amigos más antiguos. Ha cambiando mucho. De ser un sitio con cerveza en las mesas viejas de madera a algo más cuidado y con tapas, raciones y en ese plan. Pero mí me gustan los sitios con música rock y mesas viejas de madera. Como ya he dicho
alguna vez el cansancio me quita la timidez y le pregunté a la camarera cuánto hacía que estaba así. Luego del Fragments pasé por casa de la madre de Nacho, que es donde trabaja Nacho ahora, y me tomé dos cervezas. La madre de Nacho siempre tiene cervezas tipo Heineken. Pasaba mucho por allí cuando aun no había un 2 en el primer dígito de mi edad. “Siéntate y tómate una cerveza” me decía siempre su padre. Por él, cuando fumo, echo la ceniza de otra forma. Me dijo un día que mi forma de tirar la ceniza era del siglo pasado. Pues cómo lo hago, le pregunté. Ahora lo hago acariciando el filtro con la yema del pulgar, sosteniéndolo con el índice y el corazón.

Luego pasé a cenar con mi padre, que estaba solo esos días. Salí tarde y no había metro. Eran fiestas de Sants. Caminaba bajo celofán y fanalets. En una calle una chica desafinaba horriblemente, en un karaoke sobre un escenario, una canción de Mecano, pero nadie le hacía demasiado caso. Pasé el ruido y buscaba un taxi. Me hago mayor y cojo más taxis. Eché en falta una suela de calzado dura que hiciera sentir el silencio. Me gusta cuando me oigo los pasos y pienso en el silencio. El taxi olía mucho a nuevo, lo llevaba un chico joven con gafas y bermudas, escuchando a Bob Marley.

Me llamó ayer Beatriz. Que por dónde andaba. Que Manuel está simpático y que Jorge ya se porta bien. Mañana a ver si me acuerdo de decirle que hace dos semanas Leozinha me hizo una trenza. En agosto de hace 12 años Iñigo cumplía 21 años. Yo teni 19. Por ello estábamos un viernes o sábado de agosto bebiendo y demás en casa de Nuño. Estábamos en el comedor sentados. Yo me sentaba en el suelo y tenía mi espalda apoyada en las rodillas de Beatriz. Me dijo que con el pelo tan largo daba para hacerme trenzas. Creo que lo dijo cogiéndome un mechón de pelo. Me las hizo y por ahí tengo una foto con trenzas, aferrado a una litrona.


Mitad de agosto

Creo que me he puesto la camiseta de River tres veces. La tercera, hoy. Una fue en la obra el año pasado. Otra en verano. Iba hacia casa de mis padres y u tipo al pasar a mi lado masculló, casi inaudible, cuando le tenía justo a mi lado, si mirarme “gashina”. Hoy, salía de la oficina hacia las 10 de la noche, el suelo mojado, nadie por la calle. Un BMW ha aminorado la velocidad y ha empezado a bajar la ventana. Me he acercado un poco a la calzada por ver qué quería. Un hombre de unos 70 años me ha gritado “vos de River, yo de Boca”.

Muchas veces como hoy, cuando llego a casa y está hecha un desastre porque no he podido “fer dissabte” por el trabajo y lo que sea me pong “Last Waltz”. Me gusta mucho la versión de Ronnie Hawkins en ese concierto de la canción de Bo Didley “Who do you love”. Antes de la canción sale Robbie Robertson contando cómo empezó a tocar con él (The Band empezaron como The Hawks, el grupo que acompañaba a Ronnie Hawkins, unos seis años antes de acompañar a Dylan en la convulsa gira del 66). Robrtson cuenta que le dijo a Ronnie Hawkins que sí, que le interesaba el trabajo, que de qué iba. Hawkins le contestó “Bueno, hijo, no ganarás mucho dinero, pero comerás más coños que Sinatra”.

Ayer me tuve que arremangar un poco los pantalones piratas. Tenía que ir haber el armado de una losa al que se llegaba cruzando la cubierta de un colegio. La cubierta estaba en prueba de estanqueidad y por ello cubierta de agua. Las chanclas en la mano, el agua casi llegaba hasta la rodilla. Iba acompañado de un tipo robusto y con el cuello corto. Por mucho que digan, el deje andaluz es una cosa catalanísima.

Pericay y Espada escriben hoy de que en la sede oficialísima de las fiestas alternativas del barrio de Gracia, la Plaza del pueblo Romaní, hay una residencia de ancianos, pública. Estos días ha habido ruido, por decirlo suavemente, hasta las 4 o las 5 de la madrugada. Me gusta Gracia y me gustan las terrazas de las plazas durante las tardes de primavera y verano, me gusta que hasta las tres se pueda entrar en cualquier sitio a tomar algo o comer algo, me gusta que haya una mercería como la que tuvo hasta hace nada la abuela de mi amiga Marta. Pero ese ocio filoetarra es un espanto, además de una evidencia. Y además una pijada consentida. Que haya una sede oficial consentida de fiesta alternativa es motivo suficiente para quitarle el adjetivo y hasta el sustantivo

jueves, octubre 23, 2008

23 de octubre

Carmen y Nelson tienen bar pequeñísimo y sobretodo estrechísimo frente a la oficina. Suelo comer allí a menudo, en la barra. Nelson saltea los garbanzos en un sofrito con tomate, cebolla, tocino y algunas hierbas. Últimamente me pone un huevo frito encima. Me gustó comerme ayer ese plato, con tanto color en un día tan gris. La yema del huevo casi brillaba en la luz que entraba de la calle.

Hoy, como cada día, saludaba a Rizos Ingrávidos, con mi brazo por sus hombros, ella sentada y yo de pie. Algo le ha olido bien y ha pegado su nariz a mi camisa diciendo que olía bien, a limpio y suavizante.

miércoles, octubre 15, 2008

Put it there

Mi Manuel precioso que cena pescado, tortilla o salchichas. Diez días o más cenando con Manuel en septiembre, por la hospitalidad y cariño de mi querido Iñigo y mi preciosa Beatriz. Poco más en Burgos en septiembre. El campo con color de cosecha y en ese plan. Un catarro espantoso que me bajó a los bronquios y me acojonó considerablemente. Lluvia y frío.

A Manuel le gustan la luna y los caballos a través de su flequillo largo y rubio y se mete las manos en los bolsillos de la sudadera con capucha. Señala la luna en el cielo cuando atardece o en mi camiseta con dibujo-firma de Lorca. Se da en el canto de una mesa cuando yo le cuido y grita y llora y se lleva las manitas a la frente apretando fuerte y yo le quiero apartar las manitas para ver si se ha hecho herida y veo las lágrimas en sus mejillas. Dice “tío jordi” y que pega a los niños en el cole, pero no es verdad.

Lleva los lápices en la mano y los tira con fuerza en el pasillo. Iñigo le dice que los recoja y me los de a mí. Los recoge y me los tira con fuerza a los pies. Iñigo dice: “así todo el día”.

Put it there es una canción que parte de algo que, por lo que dice McCartney, se decía en Liverpool. Algo sin sentido cuando un niño se quejaba o no quería hacer algo o lo que fuera, se le decía “Put it there, if it weights a ton”.

O cuando algún niño preguntaba por qué había que hacer tal cosa o ir a tal sitio les decían que porque no hay pelo en el pecho de la gaviota (‘cause there's no hairs on a seagull's chest)
En la foto le llevo a la cama y está un poco enfadado.

Soundtrack

Put it there if it weighs a ton,
That's what the father said to his younger son.
I don't care if it weighs a ton,
As long as you and I are here, put it there