lunes, agosto 18, 2008

17 de agosto

Domingo a la una. No sé porqué pero he apagado la luz demasiado pronto, poco después de las doce. Antes de eso, en vez de coger el Faulkner que me dejó dormir plácidamente ayer he estado un rato con La filosofía del tocador, de Sade. Desde hace unos días la temperatura por la noche permite dormir sin problema, pero he estado dando vueltas a cosas, sobretodo a cosas de trabajo, al horizonte y esas cosas. Supongo que no es nada, sólo eso, darle vueltas. Al menos se trata de eso y no de “pensamientos luctuosos” que los llamaba el psiquiatra. En aquellos tiempos no era, o no sólo, tendencias mías, es que ocurrieron cosas demasiado puntiagudas para tragarlas sin dificultad. Aunque tenía interés, a veces, la sesión, yo decía tal o cual cosa y él les daba nombre. “Pensamientos luctuosos”, “anhedonia”, “exceso de empatía” y en ese plan. Todo iba más o menos hasta que mencionó el litio, como ya he dicho aquí al menos una vez. No volví. Ahora voy muy de vez en cuando, sin pagar, y digo lo que tengo que decir para que no dure más de cinco minutos.

He puesto los Beatles, he subido la persiana y encendido un cigarrillo, gran estupidez esto último. Soy/he sido asmático. Cuando dejé de fumar tenía 21 y no volví a fumar algo hasta los casi 30, y dejé de fumar porque me pase 5 días ingresado en el Clínico, en octubre hará 10 años. Como no había sitio en neumología me tenían en un ala o pabellón donde va la gente como paso previo a que lo manden a la unidad correspondiente sitio o si es un ingreso breve a casa. No me movieron de allí. Coincidió todos los días que estuve con otro paciente, un hombre muy gordo y alcohólico. Tenía varias infecciones y tal vez una pulmonía, pero no me acuerdo. Era joven pero tenía una pensión de cien mil pelas, que seguramente se bebía. Le habían echado de varias pensiones y aquellos días dormía en la calle. En aquellos días tuvo que ir a la habitación una asistente social porque el tío tenía un juicio y hubo que arreglarle el tema. Le llevaron a la habitación en estado lamentable y varias personas tuvieron que moverle de la camilla a la cama. No paraba de tirarse pedos mientras dormía. Los médicos que le atendieron le preguntaron que había hecho, comido y bebido ese día. Dijo que unas diez o doce cervezas, una botella de cava y un pollo. Yo, que siempre como bastante y rápido, tardaba en acabarme las bandejas de comida, cuando me las acababa. El tío las engullía, me quedé asombrado un día que el postre era una naranja, la partió por la mitad y sin pelarla, en un instante se comió las dos mitades dejando la piel. Un par de días después tenía otra pinta, era educado y algo tímido. Mi madre hablaba bastante con él y le sermoneaba un poco, suavemente. Una tarde, en una de esas siestas de carnero (no había mucho más que hacer), vinieron Dani y Nacho. Creo que me estaba despertando cuando les vi en la habitación. Otra tarde vino Jaume, que se partía con la conversación de mis compañeros de habitación. Aquél día eran el tipo que ya he dicho y un albañil jubilado con bronquitis crónica, que cuando se complicaba por algún resfriado le hacía acabar en urgencias. Hablaba por los codos, tenía acento andaluz y era muy simpático. Me contó que le habían jubilado antes de tiempo porque tenía una pierna jodida, se había caído desde un andamio de un patio interior, una altura de cinco pisos. Me dijo que el golpe había sido menos malo porque los tendederos le habían ido amortiguando la caída. Recuerdo estar con la cama reclinada y pensar que si no dejaba de fumar en algo así terminaría yo, ingresado cuando me resfriara.

Al albañil jubilado y a mí nos ponían mascarilla cada 6 u 8 horas, un rato. Los primeros días casi la pedía porque me notaba muy jodido y me ahogaba. Luego ya no. Una enfermera me dijo, muy seria pero cariñosa, “quéjate, Jordi, que aquí hay que quejarse, que si no te quejas acabamos haciendo caso a los que menos caso tenemos que hacer. No te pases de educado”. La mayoría de enfermeras y auxiliares eran encantadoras. Se saltaban el protocolo y le daban café con leche a mi madre. Tenían un desparpajo, saber hacer y paciencia admirables. Casi era agradable a las seis de la mañana despertarse con la más simpática, que me ponía un rato la mascarilla y me recargaba de cortisona en vena y me decía que lo que le gustaba más era sacar sangre, que su hermana mayor había estudiado lo mismo que yo estaba estudiando y que había tardado muchos años en acabar la carrera.

Había también una residente bastante mona pero con un concepto demasiado elevado de sí misma. Pasaba por las mañanas a auscultarme. Un día me dijo: Qué tal?, y les respondí “Mejor”. Me auscultó y me soltó: “Eso será subjetivo porque yo te veo igual que ayer”.

A pesar de todo, recuerdo como sensación agradable el penúltimo día allí, paseando por los pasillos por los que entraba el sol del claustro universitario, en zapatillas y pijama de hospital y un albornoz viejo encima me sentaba cada poco y el sol daba en las pa´ginas del libro de Lorca, el único que pedí que me trajeran.

En este rato me he bebido un Vichy y mojado el paladar con Jac Daniel’s. Ahora Dylan canta I’ill be you baby tongiht.

Las fotos son de hace dos años, queriendo posar como Dylan aquella vez que quiso posar como Woody Guthrie.







miércoles, agosto 13, 2008

12 de Vaho, Dixie, etc

El aire, mas bien el medio, recalentado que uno atravesaba bajando por las Ramblas recién caída la noche irritaba hasta lo personal, algo realmente idiota. Las Ramblas, un curso natural del viento como un vaho desagradable de respirar. Me había comprado algo interesante, veintitantos de las primeras canciones de Elvis (el bueno, pre Army Elvis, como dice McCartney) y su versión primera, o sea, Cudrup, Big Mama Thornton, Bill Monroe, Hank Williams y todo eso. Me ha hecho ilusión tenerlo, aunque gran parte de ellas ya las tenía, llevo años rastreando el blues, el folk , el country y el blues grass de los 20’s, 30,s, 40’s del XX.

Iba a tomarme mi gintónic por dos euros y medio en el bar rojo y no había más que turistas horribles. Está de moda echar pestes sobre los turistas, pero yo me apeo de ella, no siempre son horribles, pero los de hace un rato lo eran. Tenía calor y no me he acabado el gintónic. Al subir por las Ramlas soplaba el viento y he pensado que tal vez se pudiera dormir esta noche. Toda la semana pasada me despertaba sudado, la sábana arrugada en cualquier lado, desnudo y con formidables erecciones (alguien me dijo que escribiera las cosas tal cual salían, aunque ella, trozo de pan bendito, tiene otro blog que puede leer su madre, según me dijo).

Faulkner y la vieja Dixie estos días. En “Murieron con las botas puestas”, bastante al principio, hay algo que casi me emociona. Mi percepción marcial viene del Western, de los confederados y cosas así, y a pesar de saber lo de las banderas y la sangre y la mierda, hay que saber distinguir. Yo, en el cine, en las novelas, en las canciones, voy con los confederados, con las Bette Davies y sus tirabuzones, con los tipos con la barba pegada a la cosecha, con Robert E. Lee y Jeb Stuart, con el delta del Mississippi y sus blues y valses country. En la película, al preverse la rebelión de los estados del sur un representante del gobierno acude a West Point y les comunica a los militares el juramento que habrán de cumplir. El militar al mando de la academia se dirige a los oficiales y cadetes y dice que si alguien no quiere cumplir el juramento se haga a un lado. Un capitán, a caballo, les grita a los caballeros del sur que se retiren. Parte de la tropa se retira de los escuadrones y se agrupa en otro sitio. El representante del gobierno, molesto, le dice al director de la academia que ya se temía que incluso West Point era un nido de traidores o algo así. El militar le responde que cada soldado tiene su percepción del honor y por lo que debe luchar, se despide de los del Sur lamentando que la política se interponga entre camaradas. El capitán, sudista, pide permiso para marchar y el director se lo da. Luego el director se dirige a la banda y les dice. “Play Dixie”, los sudistas marchan al sonido de metal y tambores de Dixie. Grande, Raoul Walsh.

Pienso, y no como pose, que el cine negro y los westerns de Raoul Walsh, los westerns de John Ford y su cine bélico o cualquier cosa que hiciera, las comedias, westerns, cine negro de Howard Hawks, Fritz Lang y cosas por el estilo no se han superado ni igualado. Acaso Sam Peckinpah y sus películas de los 60, 70, tal vez.

Cuando miro dvd’s siempre busco “Juntos hasta la muerte”/”Colorado Territory” de Raoul Walsh y no la encuentro. “Colorado” en la película es el nombre de una chica. Cuando Joel McCrea llega a un Saloon abandonado, sentada en las escaleras del porche hay una rubia con la cabeza hacia abajo peinándose. Al oír a. Joel McCrea la rubia levanta la cabeza y se retira el pelo de la cara, es la increíble Virigina Mayo. Tenía algo salvaje el pelo de Virgina Mayo en esa peli, una mujer de mala reputación, dura y a la vez increíblemente guapa.

Al llegar a casa, al poner a Percy Sledge, el bajo hace vibrar los cristales de las puertas y ventanas viejas del piso. Pasa a menudo con el bajo, al poner música, si las ventanas y puertas del balcón están abiertas.

lunes, agosto 11, 2008

9 de agosto

De repente en la playa una botella proyecta su sombra vacía en un muslo y siento que mi amor es como un gorrión que da saltitos entre las cochambrosas palomas. Sin ser demasiado visto y discreto, buscando alguna migaja que dejen otros. Saltitos sin levantar el vuelo, creciente, a la mitad, como hoy la luna, con ese oleaje divertido de bandera amarilla, aunque yo creo que no era para tanto. Una confusión tremenda, a veces, el corazón ansioso y el pelo reseco salado. El ansia de un abrazo y cabellos revueltos, de unas caderas. Entrepiernas no sé si añoradas o anheladas e indescubiertas, perfumadas, cálidas y amorosas a los besos. Que las caderas esbeltas me rodeen el cuello.

A veces desearía que la introducción en piano de Bring it on home to me nunca acabara, que todo se perdiera en las teclas, en las líneas de los labios sin llegar a ellos, en palabras que no devengan cicatrices, en antebrazos picoteados, en morder la melena sobre los hombros sin llegar al cuello. En saber que los amores de verdad no son pegajosos, resbalan secos sin querer pringar la piel, como un vuelo afilado y confuso de golondrina.

Al menos, hoy, susurra la noche algo de fresco, no como el miércoles, tras beber, charlar y reír, me desperté a las cinco sin ruido en la calle, la brisa se había vuelto vacío y me levanté a la cocina y le eché hielo y gotas de limón al vaso. Bebí así tres o cuatro y me volví a la cama. Me dormí rápido otra vez, con una almohada entre las rodillas

lunes, agosto 04, 2008

2 d'agost

Somni de petons porucs a l’espatlla i olor de pell suau i bruna. Assegut a escales de pedra massa escalfades pel sol i la xafogor. En dies on les pells s’enganxen, l’espatlla, tot i que tèbia, és fresca i perfumada. Tot massa ràpid, carícies sobre els texans, l’últim cigarret, que el marit l’espera, les mans agafades. Tant ràpid tot que el sol encara és massa alt i tinc ganes de cerveses i amigues

Despert el dia següent se m’enganxa el vi al paladar i la llengua, encara de ressaca, i es torna desig àcid i agre. Alè de dormir fins les dues.

Outtakes

1)

Vens, bonica
Que em fan mal els pulmons
i vull la teva galta a prop
Com un gatet que es frega amb la barba
Ei, que mossegues
Deixa que et rasqui els llavis
Tens el cabell ple de lilàs
Que l’estiu fa caure
Mira’t plena flors tendres, encara
Respiren perquè enyoren l’arbre
T’apreto fort als pits amb les costelles
Et vull dins meu, sempre
Travessa’m i estima’m com ara
No tinguis por, que m’espantes
I no passis ànsia que em fico al llit rígids
I respiro per la boca i arronso les cames
Un secret de nit xafogosa
I ulls que mai no es tanquen
Parla fluix i melodiosa
Que llavors m’apropo
I em bufes l’orella, divertida
Rient fas espirals amb la barba i els cabells llargs
Axafes el nas al coll i proves de respirar
I tornes a riure
De mi i de les pometes fent pessigolles a l’esquena
Ara tu m’abraces, envoltant-me esvelta
Sentint-me bategar i respirar descompassat
Nerviós i feliç
I em dius que no pateixi
que res no es perdrà
beus un glop fresc i em somrius
amb els llavis humits
un petó als cabells

2)

Bésame la barba
Niña de padre huído
Te temo desnuda
Y te abrazo vestida
Tira de mí hacia ti
Que yo no puedo
El cuello y el muslo que palpita
Los hombros amados
Y los labios que me admiran
Cae mi mano muerta
Entre tus pechos hasta el ombligo
Rodeo la pelvis
arrastro mi amor en tu piel
con besos que nunca rompen
sólo acarician la arena

3)

¿No ves, jazmín
Que soy tu ilusión adolescente tardía?
Que soy madera sin barniz
Que de tu ilusión crepita
Que soy esa membrana
Que tu alma no cubre
Sal afuera desnuda
Sin miedo, que eres todo brillo
Que tus rodillas chocando
Son mi miedo
Que sólo quiero mi pecho acariciado
Por tu mano que duda
Que mi miro tu espalda y tus piernas
Entre mis ojos y la bruma azul
Al tocarte en cada grano de arena
Al retener tu pubis en pensamiento
Sin quererlo tú te quiero

4)

Jazmín mío, amada
Que me cuentas las plantas del alféizar
Y bromeas con dagas en el liguero

Si te cortas el pelo, querida
Serás todo ojos
Y sonrisa y ojos otra vez
Que no caben, queman, besan

Cómo me cuesta, amor
Pensarte corpórea
Con voz y risas
Las piernas negras

5)Nowheregirl

Posado semanas
En tu pétalo desconocido
Pensándote tan guapa, pensé
Tan frágil
Tan escuálida
En diciembre con tu gabardina
Mirándome con los ojos grandes
Tristes
Tus labios temblando
Rodeándome el cuello con un brazo
Tu, alta y delgada
Cabes entre mis brazos
Te siento a pesar de los abrigos
Y el atronador villancico
Pareces no querer que te suelte
Y no tengo prisa
Y aprieto fuerte
No sea que tú
En esta tarde triste
Linda huesudita, cosita
Fluyas en el horrible diciembre
Pasará la navidad
y tu querrás romperme
¿queriendo?
Sin haberme yo sacudido tu olor
Ni el mío
De cuando tus pezones
Respingones en tus tetitas
Pecosas, frías por mis manos
Y me susurrabas rozando
Con tus labios mi pecho desnudo
Mis besos pequeños
Que así me devolvías
Y susurrabas el deseo, ya con sueño
Después del vino frío
Y luego
Gracias
Gracias
Gracias
Bajo el chaparrón de octubre
Yo con los pantalones calados
Y hasta hoy
Sin alcohol
Y aire en los radiadores

6)

¡Tú, tú, tú!
Sin saber a quién grito
Ni por dónde vuelas
¡Tú, tú, tú!
Siempre niña
A los veinticinco o cuarenta
Pensamiento duro y brillante

¡Tú!
De senos salados secos al sol
Tú, en el ascensor sin suje
Tan redondas y jóvenes
Tú, rubia teñida cansada en el metro
Morena el sábado en el mercado
Tú, sudando de noche
Humedeciendo la sábana entre las piernas

Tú, que arañas mi lengua
Recorriéndote el tallo
Tú, de amorosa celulitis
O escuálida de luna roja pegada al asfalto

7)

Jazmín lluvioso,
Es jueves y se me acaban las botellas
Y los versos malos
Y abro cualquier cosa con grados
Y escribo cualquier cosa
Solo por escribirte
Algo cada día
¿Oyes, amor, la cerilla al prenderse?
Justo antes de que prenda el fósforo
Y un ruido preciso y tremendo
Encantador como un ampli viejo
En su último suspiro
Acércate, tú, aunque no lo vea
El fósforo a los ojos
A ver qué pasa
La mirada vencida y tierna
De ti ya solo resaca tranquila
Esperando algún día que vengas
Y te acurruques menuda bajo las sábanas
Respirándote en el pelo
Sin explicarme nada, sólo tú


8)Tetas, conjuntivas, disyuntivas, adversativas, conclusión

Feúcha, la chica
Aunque las tetas tan redondas
Tan lindas, casi pequeñas
Y una hiedra tatuada
Trepa alrededor



Su amiga, pelirroja
El escote dibujado en pecas rojas
Y las tetas blancas
Los pezones pequeños
Y aun más las aureolas
Tan mínimas y precisas


Qué manía con operarse las tetas
Que brillan feas de crema y agua
Suspendidas en la brisa



Pero,
Y esos peones abruptos y rosados
En las tetas pequeñas sin curva


Y esa aureola tan pálida
Que crece radial en los pechos
Se difumina el contorno
Como la luna en noche húmeda


Teta pequeña de muchacha rubia
Tan pequeña, diminuta y roma
Tan de pezón incoloro
Tan suave
Que el beso más delicado
O caricia
Estropea


Ese cuerpo de tardoadolescente nórdica
Con los pezones dorándose
Tan tiernos y enhiestos
Tan tersas y redondas
Las tetas culpables



Tan de pétalo rojo
Húmedo y opiáceo
De primavera que no ha sido
Que ni el verano seca
Siempre frescos



O las tetas grandes
De chica alta y delgada
Andando deprisa y pizpireta
Las tetas pesadas pendulean



Pero ninguna, ningunas
Como las de ella, ellas
Las tetas algo caídas y lindas
Y pezones gastados
De la treinteañera despeinada
Por la brisa y la vida